Soluciones a la(s) crisis
El dia 17 d’abril se presentó el nuevo libro de la médico y escritora Carmen Lafay.
Para Carmen, autora de distintas novelas, este libro es el primer ensayo que ha publicado y en el cual he tenido la satisfacción de participar.
El ensayo nos permite acercarnos a los grandes problemas contemporáneos y analiza como podemos incidir en ellos.
Les adelanto mi colaboración esperando que suscite el interés del lector y surja el deseo de leer el libro completo y así poder profundizar en una crisis de la que todos somos responsables.
«Después de la gran crisis que se manifestó en Estados Unidos a partir del 2007 nadie ya duda, a estas alturas, estamos ante una crisis global sistémica. Esto quiere decir que estamos ante un sistema colapsado, enfermo donde todos sus órganos están afectados. Ello supone que han producirse cambios a nivel de lo social, de lo individual y necesariamente cambios a nivel de lo medioambiental.
Como clínico me voy a ceñir a lo que atañe a lo individual y a lo social ya que son elementos indisociables. En 1921 Sigmund Freud había afirmado que la psicología individual era ante todo psicología social, es decir que las conductas sociales podían ser explicadas a partir de los mismos principios psicoanalíticos con que se explicaba el comportamiento individual. De ello se desprende que el individuo sufren crisis necesarias: nacimiento, adolescencia, etc., esas crisis son etapas de cambio necesario. A nivel de lo social es exactamente igual. El capitalismo necesariamente tendrá que dar paso a otra etapa, teniendo en cuenta que no hay crisis sin cambio, ni cambio sin crisis y que todo proceso de crecimiento es doloroso.
Contrariamente a lo que podríamos pensar, antes de que el capitalismo entrara en crisis el sujeto no era más feliz. El hedonismo consumista genera una insatisfacción continua que lleva a la obsesión de consumir por consumir y ha producido grandes malestares y la emergencia de nuevas patologías clínicas bastante severas: patologías alimenticias, aumento sustancial de cuadros adictivos, aumento imparable de los cuadros depresivos, patologías del acto, déficit de atención…. El sistema está enfermo y nos enferma.
Es evidente que si estamos ante una crisis sistémica, la solución también debe ser sistémica, por evolución o por revolución del modelo.
Es preciso un cambio de paradigma en el modo de vivir y actual. Si bien no hay recetas, la capacidad de adaptación a la crisis para conseguir la innovación va ha ser necesario.
Sugiero algunos elementos, que a mi modo de entender, deberían innovarse:
– El sujeto necesita despertar y asumir que es responsable, todos en mayor o menor medida hemos participado de este desaguisado. Es preciso abandonar la pasividad ya que en un momento de crisis global, cada persona tiene un rol decisivo.
– El capitalismo se basa en un producir-consumir sin-sentido, quizás no nos extrañe tanto el aumento de patología alimentaria. Este empuje al consumismo dará lugar a la era del vacío, dando lugar a un sujeto apático.
El consumir sin sentido debería dar paso al consumo responsable y animar el empuje a la creatividad. La creatividad no es un don, se aprende. En estos últimos tiempos empezamos a observar iniciativas creativas: huertos urbanos, talleres de reciclado, etc., etc.
La creatividad descoloca al sujeto de la posición de objeto de consumo y le da un lugar como sujeto que le permite la emergencia del deseo y un cierto grado de independencia.
– El sistema capitalista anima a competir, lo cual lleva al sujeto a un grado de individualidad y soledad, “sálvese quien pueda”. Ante ello es preciso unirnosy reunirnos, trabajar en equipo, comprometernos en proyectos comunes y ser solidarios. Desde hace un tiempo han empezado a floreces grupos solidarios que luchan por objetivos comunes: 15M, Plataforma contra los desahucios, etc.
– El sistema capitalista castiga el pensamiento (la filosofía está excluida) y la acción lo es todo. Tampoco aquí nos debería extrañar el aumento del trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Ante ello es preciso pararse a pensar.
Ante el pensamiento único que considera que no hay alternativas al modelo liberal, opondremos el pensamiento crítico.
– Como humanos que somos, siempre hemos querido creer en lo infinito, lo ilimitado, pero paradójicamente esta creencia nos está pasando factura, y nos estamos dando de bruces contra los límites físicos de la realidad. Ante ello será necesario asumir los límites y aprender a vivir mejor con menos, aprender a recortar. Tolerar la frustración y asumir que todo no es posible, de no ser así podemos caeremos del lado de la inhibición y aislamiento o del lado de la hiperactividad y el exceso.
– Aprender a compatibilizar la Igualdad con la Diferencia. Lo particular y lo universal no se oponen. Si bien como humanos que somos, compartimos unos derechos, debemos aprender a vivir con las diferencias culturales, ideológicas, etc.
-Finalmente creo que hay que asumir que el tener, nunca nos llevará a evitar la falta en ser, dicho de otro modo, el tener no nos evita por más que se tenga, el miedo al no ser.
Como nos recomienda Howard Gardner deberíamos hacer un esfuerzo colectivo para desarrollar los cinco tipos de mente o inteligencia: disciplinada, sintetizadora, creativa, respetuosa y ética. Solo así seremos capaces de obrar una transición hacia un mundo biopsicosocial sostenible, donde el desarrollo no quede reducido al PIB (Producto Interior Bruto).»
Isabel Cavallé Miranda
Psicóloga Clínica -Psicoanalista
Bibliografía: (aprox)
– Ignacio Ramonet; definición de pensamiento único “una especie de doctrina viscosa, que insensiblemente, envuelve cualquier pensamiento rebelde, lo inhibe, lo perturba, lo paraliza y acaba por ahogarlo. El único autorizado por una invisible y omnipresente policía de opinión”.
– FREUD, Sigmund (1921). Psicologia de las masas y análisis del yo. Madrid: Biblioteca Nueva
– Alain Touraine (2010). Después de la Crisis. Paidós
– Gilles Lipovestsky (2003). La era del vacío. Anagrama
-Zygmunt Bauman (2006). Vida líquida. Anagrama
– Jordi Pigem (2009). Buena Crisis. Kairós
– Entrevista a Zizek en Diario Clarín, suplemento ñ, 15 de mayo 2004